Si el fútbol no existiera habría que inventarlo. Entiéndaseme, que no pretendo hacer ningún canto al deporte concreto de 22 tras una pelota, no, sino a la grada repleta que lo circunda. Taitantos mil espectadores, la alegría de Churruca, la fortuna de Albal, que así dejan el tema cuando escapa la marabunta. En estos tiempos tan acelerados, tan crispados, tan enfrentados, estar al aire libre un par de horitas, el fresquete en la cara, bocata tortilla, y licencia de hooligan por delante para soltar todo lo que llevas dentro, es la vía de escape ideal, la recarga de pilas para la semana contenida y gris que nos espera. Somos la tribu, y viene el enemigo. Démosle por donde duela, tanto más cuanto más peligro percibamos, que hay que infundir ánimos a nuestros guerreros, desmoralizar al enemigo, derrotarlo, qué digo derrotarlo, aniquilarlo sin compasión. Qué gozada.
Y gritamos hasta enronquecer. ¿Que en el equipo contrario juega un moreno? Nada mejor que un bonito uh uh, uh, y haciendo el macaco nos divertimos. Nuestro lateral derecho, ídolo de nuestros hijos, admirado por toda la afición, es de un color todavía más oscuro, y hay qué ver lo buena que está la Beyoncé, pero hacemos el gurriato con el rollo kukuxklan. ¿Por qué? Porque jode y desestabiliza, que ahí está la cosa, y no se hable más.
El pasado domingo, campo de Mestalla, se jugó un partido de la máxima; el Valencia – Barça, o sea. Y se podía ver una hermosa pancarta que rezaba "Valencia is not Catalonia", por j., claro, (y porque es verdad, carambas), y cada vez que su lateral derecho tocaba la pelota se oía una música de viento espectacular con recuerdos generales y específicos a su señora madre, que hay que ver el Olegario qué cosas tiene, que le ha dado por pensar que el megakiller es un guay y que el oprobioso invasor debe apartar sus sucias manos de su limpio campanario cuya sombra alivia sus calores, barretina calada hasta el unicej. Gran triunfo local, y el Olegario a su casa tocando el pífano.
Y el día anterior, el sábado, que en Coruña el Depor igualaba a cero con el Levante. Aquí la cosa tuvo otro derrotero. Resulta que el delantero centro del Levante, va como de español, y eso es muy fascista, que dicen, y la muchachada del Riazor se distraía al grito simpático de "Salvaaa Muéeereeete", que lo que mola por tierras del Pulpo a Feira es el rollo BNG. Encantador.
Me gusta España. Se respira un no sé qué de lo más agradable.