viernes, octubre 19, 2007

BENITO

Vino un buen día, como tantos. Su aspecto avejentado mostraba esas cicatrices interiores, los surcos que la vida a fuego labra por nuestros adentros.
Y el temblor.
Alto fue Benito, antaño, que los hachazos fueron talando su humanidad.
Y me llamó la atención que aquella imagen derrotada me susurrara: “soy escritor”. La verdad es que no hice demasiado caso de las tontunas que un vejete me dijera donde tanto de tan poco se nos acerca. Pero al cabo de unos días, en agradecimiento por lo que entendió mis buenos oficios, trajo entre sus manos un libro de relatos, que me dedicó, hasta el límite que su Parkinson le permitía. No pudo menos que emocionarme su gesto, acostumbrado a la nada por bastante más. Y sus ojos acuosos gritaban por él, cuya voz no subía del arrullo, implorando compañía.
Y no me resistí. Grafómano le llamaba su mentor editorial, allá por los primeros setenta, cuando tardíamente este extremeño Saulo cayó de su caballo, y se le vinieron las fiebres por la escritura.
Y qué pasión. Como las caseras ollas iba calentando su memoria, o así, y como la mágica válvula, la pluma remedaba la espita de su amargura. “A mi padre lo fusilaron los nacionales”.
Las estrecheces de toda su infancia, su juventud, que le llevaron, como a Pizarro, a ejercer de porquerizo, y a los retortijones del hambre en más de una ocasión, que esto del ayuno es pesadilla cuando aprieta la gazuza.
Y todo tenía un culpable.
Y así vivía Benito, bullendo sus pesares. Y en estas calenturas dio con don Antonio, como por casualidad, y el grafómano adquirió galones de más. “Hasta estuvo a punto una novela de llegar al cine, que Bardem me rondaba”, me dijo.
Pero me dijo más: “¿Sabes?. Mi vida sufrió un impacto terrible. Era la Transición, y yo apenas sabía que tenía familia, unos primos, por Lorca y Granada. Manola, la única con la que me carteo, dos años mayor que yo, me reveló algo que toda mi vida ignoré hasta entonces: mientras los nacionales fusilaban a mi padre, los republicanos mataban a dos de sus hermanos, y a mi abuelo. Mi vida, de repente, perdió todo el Norte, tan exacto el imán que señalaba el rumbo de mi pensamiento. ¡Cuántas cosas no habría escrito de haber sabido la verdad!...”

jueves, octubre 18, 2007

IDIOTAS

Era julio hace diez años. Y nos acordamos todos, porque todos recibimos la cruel bofetada. Para todos los españoles, el secuestro y asesinato de aquel anónimo concejal supuso una agresión sufrida en primera persona, como habríamos vivido la de un cercano familiar. Nada extraño, nos diremos, era lo decente sentir como sentimos aquellos días.

Pues parece que no.

Desde aquel mes de julio, y desde mucho antes de aquel mes de julio, los mismos han sembrado de tristeza muchas otras familias.

Pues el gobierno de España, los representantes de todos, que dicen que están por “la política” y no por el Código Penal, que pretenden acabar con la violencia negociando con los asesinos, esto es, ofreciendo algo para que no asesinen.

Los griegos contraponían la idea de πολίς (polis) a la ίδιος (idios). Es curioso. El ser político era el que se preocupa por los demás, por los asuntos de todos. El idiota, por el contrario, era el que se ocupaba tan sólo de lo suyo.

Me hago una pregunta:

¿Ve nuestro gobierno, su presidente, los ministros, cualquiera de las víctimas como parte de su familia? ¿Hablaría de solución política nuestro presidente con una hija destrozada por una bomba entre los brazos?

Y peor todavía.

¿Creen que lo suyo, su propia seguridad, queda garantizada negociando con los asesinos?

Idiotas


Y traidores.

lunes, octubre 15, 2007

A LA MARE DE DEU

Baixaves pel carrer de San Cristòfol
als muscles de Poblans, que te portaven
entre vitols i joioses les mirades
dels que reben la visita de sa Mare.

Plou? No plou? I no hi han traques,
i ha quedat el trajecte sense Banda...
pero la festa es ta imatge en la plaça
i no importa l´oratge... ¡Estás en casa!.

Criden, ploren, trònen els cantics
i Don Alvaro per damunt, que té el micrófono
(estampits de trò al homenatge).
Soparem al vol, que son les onze
i estem citats en Tu per a velarte.

"Gracies per... Vullguera jo...
Podríes fer... El meu cònsol..."
(dins dels nostres cors cridem sense soroll)

I en la pau del teu semblant de Mare bona
el meu pesar acarona el teu somriure.
Ja no fa mal, ja no hi ha dol, tot es possible
¡Mare de Deu, tota la vida per a seguirte!