Familia numerosa, que llaman. Al poco de cumplir los dieciséis, Antonio empezó a rondarme.
A mí, la verdad, gustar a un chico me hace sentir especial. Pero por otro lado era bastante bruto y maleducado. A mis padres y a mis hermanos no les gustaba nada.
A mí, pues no sé... según días.
Y Antonio empezó a ponerse cada vez más desagradable. Primero fue el coche de papá, que apareció una mañana lleno de rayones. Otro día pegaron fuego a los buzones de casa. Hasta hace un par de meses, que fue cuando llamaron del Hospital. Habían dado una paliza a mi hermano Luis y tenía tres costillas rotas.
Papá me miró.
Y ya no nos pega Antonio. Hay paz.
Pero Marcelo, Marisa, y sobre todo Luis, el pobre Luis, miran de forma diferente a papá, como que le han perdido el respeto. No entienden que pueda dormir a pierna suelta por las noches.
¿Y yo? Muchas veces me sorprendo llorando.
Mañana cumplo 17.
A mí, la verdad, gustar a un chico me hace sentir especial. Pero por otro lado era bastante bruto y maleducado. A mis padres y a mis hermanos no les gustaba nada.
A mí, pues no sé... según días.
Y Antonio empezó a ponerse cada vez más desagradable. Primero fue el coche de papá, que apareció una mañana lleno de rayones. Otro día pegaron fuego a los buzones de casa. Hasta hace un par de meses, que fue cuando llamaron del Hospital. Habían dado una paliza a mi hermano Luis y tenía tres costillas rotas.
Papá me miró.
Y ya no nos pega Antonio. Hay paz.
Pero Marcelo, Marisa, y sobre todo Luis, el pobre Luis, miran de forma diferente a papá, como que le han perdido el respeto. No entienden que pueda dormir a pierna suelta por las noches.
¿Y yo? Muchas veces me sorprendo llorando.
Mañana cumplo 17.
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